La palabra vulnerable viene del latín “vulnerabilis”, y está formada por dos vocablos: “vulnus” que significa “herida” y el sufijo “-abilis” que expresa “posibilidad”, por lo tanto, vulnerabilidad es la posibilidad de ser herido.
Toda posibilidad de ser heridos nos envuelve en un mar de emociones.
Y ¿Qué es emoción?
La palabra emoción viene del latín emotio, nombre que se deriva del verbo emovere (mover, trasladar, impresionar) y el prefijo e-/ex- que significa retirar, desalojar de un sitio, hacer mover.
Emoción es “movimiento”, “impulso”.
La emoción se caracteriza por ser una alteración del ánimo de corta duración pero de gran intensidad.
La vulnerabilidad es una condición que atraviesa a toda la humanidad, a todos los seres vivos. Y esto nos conecta con la humanidad compartida, y nos da sentido de pertenencia.
“No somos la supervivencia del más fuerte. Somos la supervivencia del más sostenido.” Luis Cozolino.
A lo largo de nuestra historia las emociones no han sido siquiera reconocidas ni aceptadas. El tratar las emociones viene de hace algunos años, y esto nos muestra lo poco que sabemos de ellas, y lo poco que nos hemos permitido experimentarlas.
A las emociones se les ha catalogado de positivas, negativas, aflictivas, etc. Nada de esto debe condicionar nuestra experiencia con ellas. Una emoción es valiosa como la otra, y ella viene con un propósito, mayormente, de protección, aviso, y alerta.
La vulnerabilidad nos despoja de todos los ropajes y nos deja al desnudo. Acá no importa qué edad tenemos, no importan nuestros estudios, maestrías ni condecoraciones. Acá estamos con el alma a flor de piel.
“El sufrimiento del mundo requiere
que despertemos con un corazón amable y compasivo.”
Este momento nos conecta con nuestro corazón abierto, sensible y tierno. Este momento vivido sea con coraje o timidez nos deja en condiciones de saber lo que se siente ser vulnerable. Nos recuerda que necesitamos ser amados, aceptados, apreciados, valorados, validados, abrazados...
¿Sabes lo que es transitar la vida con tu corazón abierto, sensible y tierno?
“Hallamos libertad en la aceptación.
Aceptar no es resignarse.
Aceptar es dar espacio a ese algo que existe.
En ese espacio existe la libertad.”
Te invito a transitar tu vida con tu corazón abierto, sensible y tierno, te invito a vivir sin resistencias, te animo a dejarte ver como un ser vulnerable.
Porque haciéndolo fortalecerás tu espíritu, y podrás desarrollar la empatía, es decir, podrás ponerte en los zapatos del otro, validar su sentir, no juzgar su vulnerabilidad y quizá inclusive, puedas expresarle algo desde tu corazón tierno.
Cuando nos dejamos atravesar por ese mar de emociones que nos expone la vulnerabilidad, la vergüenza, la tristeza, el dolor, la sensación de ineptitud, la necesidad de ser aceptados, etc, es un acto de coraje, es decir, un acto llevando el corazón hacia adelante, hacia la vida, hacia lo que la energía del corazón dicte hacer.
Recordar que todos tenemos un corazón tierno, y que compartimos la humanidad nos ayuda a aceptar que la vida es imperfecta, impermanente e impersonal. Y que nuestra humanidad compartida, nuestra vida imperfecta, y nuestro corazón tierno y sensible requiere de compasión.
“Nuestra capacidad de estar con nuestro propio dolor
es poder acceder a una cualidad de genuina compasión
y profunda escucha que nos permitirá
sostener a otros de la misma manera”. –Tara Brach.
Compasión no es lástima, compasión es el genuino deseo de aliviar el sufrimiento de uno mismo y de los demás. Cultivar la compasión en nuestras vidas nutrirá nuestro corazón sensible, y colaboraremos en sostener los tiempos vulnerables de la vida para no perderla.
La compasión es el gran regalo de la vulnerabilidad.
Porque muchas de las situaciones de la vida son posibles de vulnerabilidad: enamorarnos, abrir un emprendimiento, hacer algo nuevo, aceptar un cargo/responsabilidad, poner límites, mostrar tus dones abiertamente, pedir ayuda...
Todos estos momentos necesitan de nuestra compasión, y de la compasión de los demás.
“Cuando estamos dispuestos a abrir nuestro corazón,
tocar nuestra vulnerabilidad,
y actuar desde ese espacio,
nuestra felicidad y
libertad se hacen disponibles.”
Por esto y más, quiero animarte a transitar la vida con tu corazón adelante, anda adelgazando eso que separa a nuestro corazón del mundo y de la vida... la vida con todas sus danzas imperfectas, impermanentes e impersonales.
Quiero recomendarte practicar la pausa dorada. La pausa dorada no es más que hacer una pausa cada cierto tiempo, o antes de empezar una nueva actividad, o mientras estás haciendo algo.
Ella te permitirá estar en la puerta de entrada a tu presencia; te deja en la posibilidad de conectar con lo que hay, con lo que es; frena el piloto automático de reactividad, y deja ir tu tendencia al control.
Que tu práctica diaria con la pausa dorada te facilite conectar con tu corazón compasivo -sostenido en tu presencia- y que éste te lleve al SÍ a la vida tal y como es.
“La compasión es –ciertamente-
el fundamento de la esperanza humana.
Es la fuente y la reafirmación de
nuestro futuro como seres humanos.” –Dalai Lama
METTA
Práctica de compasión de la línea del Mindfulness
Que abraces la vida, así imperfecta, así impermanente, así impersonal.
Que puedas mostrarte con tu corazón abierto, sensible y tierno.
Que tus emociones encuentren aceptación, espacio y libertad.
Y que vayas por la vida con tu corazón compasivo adelante.
Charla almariana 15/07/2021
Carmen Vargas Carmona
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