Decidí volverme niña, volverme loca, volverme ave,
saltar, gritar, cantar, soñar y creer que todo puede mejorar.
Decidí meterme en mi mundo cuando quiera
y encontrarme con la profundidad de mi alma
y a la vez salir por el mundo abrazando la existencia.
Decidí recorrer los caminos que fueran para ser feliz,
volar y volar con la altura de una gaviota y la agilidad del águila.
Decidí soltar las ataduras de mis temores
y sorprenderme con cada cosa,
con las pequeñeces,
y tomar el néctar de lo extraordinario,
y con la grandeza de aprender de la humildad
Escrito por LINA MARÍA PALACIO
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